lunes, 26 de mayo de 2014

Este poema lo leí en la clase de Literatura. Me encantó. Espero que lo disfruten. :)

En el atrio
Fabio Fiallo


Deslumbradora de hermosura y gracia, 
en el atrio del templo apareció, 
y todos a su paso se inclinaron, 
                     menos yo.

Como enjambre de alegres mariposas, 
volaron los elogios en redor: 
un homenaje le rindieron todos, 
                     menos yo.

Y tranquilo después, indiferente, 
a su morada cada cual volvió, 
e indiferentes viven y tranquilos 
              ¡ay! todos, menos yo.

Con Amor, Sanyeli.


domingo, 25 de mayo de 2014

Final del libro "Bajo La Misma Estrella". Es el primer libro que realmente me hace llorar.


Van Houten:
Soy una buena persona, pero una mierda de escritor.
Usted es una mierda de persona, pero un buen escritor.
Formaríamos un buen equipo. No quiero pedirle ningún
favor, pero si tiene tiempo —y, por lo que sé, tiene mucho—,
me preguntaba si podría escribir un discurso fúnebre para
Hazel. He tomado notas, pero quizá usted podría darles
forma coherente o algo así. O simplemente decirme qué
debería decir de otra manera.
Lo más importante sobre Hazel: a casi todo el mundo le
obsesiona dejar huella en el mundo. Dejar un legado.
Sobrevivir a la muerte. Todos queremos que nos recuerden.
Yo también. Lo que más me preocupa es ser una olvidada
víctima más de la antigua y poco gloriosa guerra contra la
enfermedad.
Quiero dejar huella.
Pero Van Houten: las huellas que dejamos los hombres
suelen ser cicatrices. Construyes un espantoso centro
comercial, das un golpe o intentas llegar a ser una estrella
del rock, y piensas: «Ahora me recordarán», pero: a) no te
recuerdan, y b) lo único que dejas tras de ti son más
cicatrices. Tu golpe se convierte en una dictadura. Tu centro
comercial se convierte en una herida.
(De acuerdo, quizá no soy tan mierda como escritor. Pero
no puedo enlazar mis ideas, Van Houten. Mis pensamientos
son estrellas con las que no puedo formar constelaciones.)
Somos como una manada de perros meando en bocas de
incendio. Envenenamos las aguas subterráneas con
nuestras meadas, nos apoderamos de todo en un ridículo
intento de sobrevivir a la muerte. Yo no puedo dejar de mear
en bocas de incendios. Sé que es idiota e inútil —en mi
actual estado, épicamente inútil—, pero soy un animal como
cualquier otro.
Hazel es diferente. Camina ligera, Van Houten. Camina
ligera sin tocar el suelo. Hazel sabe la verdad: es tan
probable que hagamos daño al universo como que lo
ayudemos, y seguramente no haremos ninguna de las dos
cosas.
La gente dirá que es triste que deje una cicatriz menor, que
menos personas la recordarán, que la querían mucho, pero
no muchos. Pero no es triste, Van Houten. Es un triunfo. Es
heroico. ¿No es eso el verdadero heroísmo? Como dicen los
médicos: ante todo, no hagas daño.
En cualquier caso, los verdaderos héroes no son los que
hacen cosas. Los verdaderos héroes son los que
OBSERVAN las cosas, los que les prestan atención. El tipo
que inventó la vacuna de la viruela en realidad no inventó
nada. Simplemente observó que las personas que tenían
viruela bovina no cogían la viruela.
Después de recoger los resultados de mi escáner, me colé
en la UCI cuando ella estaba inconsciente. Entré detrás de
una enfermera que llevaba una placa y conseguí estar a su
lado unos diez minutos, hasta que me pillaron. De verdad
creía que iba a morirse antes de que pudiera decirle que
también yo iba a morirme. La incesante arenga mecanizada
de los cuidados intensivos era atroz. Le sacaban del pecho,
gota a gota, aquel líquido oscuro. Los ojos cerrados.
Intubada. Pero su mano seguía siendo su mano, todavía
tibia, las uñas pintadas de un azul oscuro casi negro, y yo la
cogía de la mano e intentaba imaginar el mundo sin
nosotros, y por un segundo fui lo bastante buena persona
para esperar que se muriera y así nunca llegara a enterarse
de que yo me moría también. Pero después quise más tiempo
para que pudiéramos enamorarnos. He conseguido mi deseo,
supongo, y he dejado mi cicatriz.
Llegó un enfermero y me dijo que tenía que marcharme,
que solo podía entrar la familia. Le pregunté si iba bien, y el
tipo me contestó: «Sigue entrándole líquido». Bendito sea el
desierto, y maldito sea el mar.
¿Qué más? Es preciosa. No te cansas de mirarla. No tienes
que preocuparte de si es más inteligente que tú, porque
sabes que lo es. Es divertida sin pretenderlo siquiera. La
quiero. Tengo la inmensa suerte de quererla, Van Houten.
No puedes elegir si van a hacerte daño en este mundo, pero
sí eliges quién te lo hace. Me gustan mis elecciones. Y
espero que a ella le gusten las suyas.
Me gustan, Augustus.
Me gustan.

Esto lo encontré en la web. Me encantó y casi me hecho a llorar. Espero que les guste tanto como a mí. :)


Charlie, leyendo su carta: No sé si voy a tener el tiempo de escribir más cartas porque quizá estaré muy ocupado tratando de participar. Así que si esta termina siendo mi última carta, quiero que sepas que estaba en un mal lugar antes de empezar la preparatoria y tú me ayudaste. 


Incluso si no sabías de lo que estaba hablando o no conocías a alguien que estaba pasando por ello, hiciste que no me sintiera solo. Porque sé que hay personas que dicen que estas cosas no suceden, gente que olvida lo que se sentía tener dieciséis, cuando tenías diecisiete, y todo esto serán historias algún día y nuestras imágenes se convertirán en fotografías viejas, y nos convertiremos en la mamá o papá de alguien. 


Pero justo ahora, estos momentos no son historias. Están pasando. Estoy aquí, mirándola. Ella es tan hermosa. 


Puedo verlo. Es un momento cuando sabes que no eres una historia triste. Estás vivo. Estás parado viendo las luces de los edificios y todo te hace formar preguntas, estás escuchando en el paseo esa canción de las personas que más amas en el mundo. 


Y en este momento, juro que somos infinitos.



Poema de el libro 'Las ventajas de ser invisible

Una vez en un pedazo de papel amarillo con líneas verdes él escribió un poema 

Y lo llamó “Chops” , ya que era el nombre de su perro 

Y de eso se trataba todo 

Y su maestro le dio una A y una estrella de oro 

Y su madre la colgó en la puerta de la cocina y lo leyó a sus tías. 

Ese fue el año en el que Padre Tracy llevó a todos los niños al zoológico

Y los dejó cantar en el autobús 

Y su hermanita nació con los pies pequeños y sin pelo 

Y su madre y su padre se besaron mucho 

Y la niña de la esquina le envió para San Valentín una firma con una fila de X’s y tuvo que preguntarle a su padre que significaban 

Y su padre siempre lo había metido en la cama por la noche. 

Y estaba siempre dispuesto a hacerlo. 

Una vez más en un pedazo de papel blanco con líneas azules escribió un poema 

Y lo llamó Otoño , porque ese era el nombre de la temporada 

Y de eso se trataba todo 

Y su maestro le dio una A y le pidió que escribiera mas claramente 

Y su madre nunca la colgó en la puerta de la cocina por la nueva pintura

Y los niños le dijeron que el Padre Tracy fumaba puros 

Y que dejaba las colillas en los bancos de la iglesia 

Y algunas veces quemaba los bancos dejando agujeros 

Ese fue el año en que su hermana usó gafas gruesas y marcos de color negro 

Y la chica de la esquina se echó a reír cuando él le pidió ir a ver a Santa Claus 

Y los niños le dijeron por qué su madre y padre se besaban tanto 

Y su padre nunca lo metió en la cama por la noche 

Y su padre se enojó cuando él le lloró para que lo hiciera. 

Una vez más en un papel arrancado de su cuaderno de notas escribió un poema 

Y lo llamó “Inocencia: Una Pregunta” por que esa era la pregunta acerca de su chica 

Y de eso se trataba todo 

Y su profesor le dio una A y una extraña mirada fija 

Y su madre no la colgó en la puerta de la cocina , porque nunca se la mostró 

Ese fue el año en que murió el Padre Tracy 

Y él se olvidó de cómo era el final del Credo de los Apóstoles 

Y atrapó a su hermana haciéndolo en el porche trasero 

Y su madre y su padre nunca se besaron o hablaron incluso 

Y la chica de la esquina llevaba demasiado maquillaje 

Que lo hizo toser cuando la besó , pero él la beso de todos modos porque eso era 
lo que debía hacer 

Y a las tres a.m. se metió en la cama mientras su padre roncaba profundamente 

Es por eso que en la parte posterior de una bolsa de papel marrón trató con otro poema 

Y lo llamó “Absolutamente nada” porque es lo que era realmente todo 

Y él mismo se dio una A y un corte en cada maldita muñeca 

Y lo colgó en la puerta del baño porque esta vez no creía poder alcanzar llegar a la cocina.

Con Amor, Sanyeli

Tipos de abrigos y cómo usarlos.

¿No sabes cómo combinar tus abrigos? O a la hora de comprar, ¿no sabes cuál escoger? Existen diferentes tipos de abrigos que se acomodan a diferentes situaciones y cuerpos; escoge el que más se adecue a tu figura y sigue los tips para utilizarlo.
     

# 1. # 1. Abrigo Oversize

Este tipo de abrigo te dará un look casual y jovial, puedes combinarlo con una falda, un jean o leggins , y para la parte superior, una blusa o camisa suelta. Crea contrastes con los colores, pero siempre siguiendo la regla de oro: no uses más de 3 colores.

#2. Abrigo minimalista

Es perfecto para llevarlo sobre vestidos y faldas de corte formal. Este abrigo te brinda un look formal, elegante y sofisticado. Ideal para ir al trabajo.
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#3. Abrigo de paño color carmel

Este abrigo puede crear diferentes estilos, por tanto lo puedes combinar con unos jeans y zapatillas y obtendrás un look muy casual pero realmente sofisticado; por otro lado si lo combinas teniendo como base el color negro con un par de tacones, lucirás como una mujer elegante y refinada.
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#4. Abrigo capa

Lanzados en el invierno pasado como el abrigo de moda para el frío, la capa ha tomado lugar en los closets de las mujeres. Puedes combinarlo de diferentes maneras, ya sea con jeans o leggins, tú decides si hacerlo casual o formal. Lo importante de este abrigo es que revises su altura, pues es ideal que estén a la altura de la cadera.


Con amor, Sanyeli